En este viernes sembrado de inquietudes, la voz de mis versos, mis poemas, mis fotografías, ceden sus espacios a la voz del ciudadano que siendo uno más, vive la afrenta causada por unos miserables indignos que intentan lograr, con la fuerza su poder y el silencio fruto del engaño y la mala conciencia de otros, la destrucción de lo mejor que, construido durante años con tanto esfuerzo, renuncias y sacrificio, la sociedad se dio para sí: la Democracia.
Enmarcada en un Estado de Derecho, que para serlo tuvo que “inventar” la vía política, jurídica y social por donde pasar de la dictadura al nuevo régimen tan deseado mayoritariamente por millones de españoles.
Este proceso, esta vía, este acuerdo nacional por el reencuentro y el perdón; este abrazo entre todos llegados heridos de todos sitios, significó y así fue entendido y aceptado, la nueva oportunidad de volver a caminar haciendo algo grande juntos.
La Ley de Amnistía incluyó la amnistía de presos políticos y delitos como los de rebelión y sedición incluidos los derivados de ellos.
Fue así, como España y los españoles, superaron la sangrante herida de la guerra civil. Fue así como supieron ganarse los siguientes años de paz y progreso.
Hoy, y por intereses personales exclusivamente de poder, una inmensa minoría de ciudadanos (menos de un 2%) intenta activar acciones que nos vuelven a helar la sangre: Imponernos sus ideas desde su odio y su ira y vernos postrados asumiendo nuestra historia como vergonzante, indigna, perversa y falsaria.
Creo que la inmensa mayoría de la ciudadanía española, no debe, no debemos, permitir semejante humillación.
Creo que aún sin el poder, los medios, la fuerza y los recursos de los que ellos si disponen, el pueblo en su conjunto, si tiene y ha llegado el momento de hacerla valer, la fuerza moral, política, social, cultural, … capaz de enfrentarse, con la acción de la palabra, la justicia y la acción social y pacífica, a los tiranos que intentan subvertir nuestra paz y nuestra democracia, merecidamente ganada.
En mi nombre, y mientras yo pueda, no lo permitiré.
¡Viva España!
¡Viva El Rey!
Juan A. Pellicer
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