Contra el derribo, unidad.

por | Jun 25, 2025 | 2 Comentarios

“Se trata de saber si los hombres están hechos para servir a las ideologías o si las ideologías están hechas para servir a los hombres.” (Georges Bernanos)

El espíritu que levantó nuestra democracia no fue una estrategia, sino un acto de generosidad, de lucidez y desprendimiento. Gente que venía de trincheras opuestas se dio la mano. No para olvidar, sino para no repetir. No para pactar una mentira, sino para fundar una verdad más grande que cada uno de ellos. Así se construyó la España del 78 sobre la dignidad de quienes supieron mirar más allá de sí mismos reconociendo cuál era el techo común capaz de cobijarnos a todos.

Hoy, todo eso está siendo dinamitado. Y no por accidente. No por torpeza, sino por cálculo. Por maldad. Por la perversión de unos miserables. Por un poder que desprecia las reglas, que lo quiere todo para sí y que está dispuesto a romper el país con tal de mantenerse en pie. No son errores. Es un proyecto. Es un diabólico plan. Y está en marcha.

A mí, como a muchos, me duele decir esto. Porque pensé que nunca tendríamos que volver a advertir sobre el abismo. Pero aquí estamos, hasta aquí nos han traído estos sin vergüenzas -a ti y a mi- Esta casta política actual no es una opción legítima más. Es un artefacto corrosivo. El sanchismo no es socialismo – ¿o sí? – es destrucción calculada. Su podrida corriente ideológica, ha cruzado todas las líneas. Ha vaciado las instituciones. Ha manipulado la ley. Ha prostituido el lenguaje. Ha comprado silencios y vendido dignidades. Y lo peor no es lo que hace, sino lo que intenta hacernos creer. Y es que, como advirtió Gustave Thibon, cuando la mentira se instala en el corazón del lenguaje, el alma de los pueblos empieza a morir”

Porque si hay algo más peligroso que un mal gobierno, es un relato envenenado. Ese que pretende convencernos de que la disidencia es odio. Que el que protesta es un ultra. Que el que defiende la justicia un nostálgico. Ese relato que normaliza lo infame, que invierte los valores, que convierte al corrupto, al terrorista y al golpista, en aliado y al juez en enemigo. Ese relato miserable que nos quiere enfrentar entre nosotros para que no miremos hacia ellos.

Y frente a ese relato, tiene que haber uno. Uno solo. El nuestro. El de todos. El de los que amamos este país sin necesidad de pedir permiso o perdón. El de los que creemos que sin ley no hay libertad, que sin verdad no hay justicia, que sin respeto no hay convivencia. El relato de los que no vamos a aceptar que nos dividan entre buenos y malos, rojos, verdes o azules según les convenga. El de los que no necesitamos banderas para saber quiénes somos, pero tampoco las vamos a entregar, ni mucho menos traicionar.

Y por eso este no es un llamamiento a una ideología. Es un llamamiento -si es que pudiera ser algo- a la unidad de los demócratas. A los que aún saben que esto no va de rojos ni de azules, sino de dignidad frente a infamia.
Hoy toca unirse. No mañana. No cuando ya sea tarde. Hoy. Porque si no lo hacemos, ellos lo harán todo por nosotros. También decidirán lo que fuimos, lo que somos y lo que podrán ser – o no ser – nuestros hijos. Y lo harán, eso sí, no nos quepa duda, con toda la sonrisa progre del mundo y una bandera ajena en la mano.

Aquí no hay más margen. Es ahora. Es con todos. Y es por todo.

Juan A. Pellicer

Sursum Corda (Arriba los corazones)

2 Comentarios

  1. FRANCISCO JAVIER GALVAN MARQUEZ

    Mantengamos con espíritu y fé la España del 78
    No destruyamos lo construido

    Responder
    • Pellicer

      Ese debe ser la respuesta, mantener lo construido. Muchas gracias Francisco Javier. Saludos desde el Mar Menor de España.

      Responder

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